De todos es conocido los beneficios que nos aporta ir en bici cuando la usamos a diario. Por ello, es necesario fomentar su uso para que más gente se sume a ello.

Un elemento fundamental para que la bicicleta sea ampliamente usada por la sociedad es que las ciudades tengan una infraestructura ciclista amplia y segura compuesta mayormente de carriles bici segregados.

El efecto llamada es inmediato. Según el estudio realizado por Proceedings of the National Academy of Sciences of the United Stats of America (PNAS), los contadores de bicicletas entre marzo y julio de 2020 en 106 ciudades europeas que habían aumentado sus carriles bici, muestra que el uso de la bicicleta aumentó entre un 11% y 48% en comparación con aquellas otras ciudades que no decidieron aumentar los carriles bici.

Este efecto llamada no sólo es bien recibido por la gente joven. Tener una red de carriles bici amplios y seguros facilita la inclusión de personas mayores.

Las estadísticas así lo demuestran también. Claro ejemplo de ello es la ciudad de Valencia y su Informe de Movilidad ciclista que fue presentado en el año 2020.

La estadística que nos arroja este informe es clara. El 15% de las personas que se mueven en bici es mayor de 55 años.

Así es, este dato confirma que, cuando existe una infraestructura dedicada a la bicicleta, compuesta de carriles bici bien implementados y segregados, la gente mayor se anima y utiliza también la bici para desplazarse.

Esto es muy importante. La bicicleta no sólo debe estar al alcance de la gente joven. Los carriles bici tienen el maravilloso poder de ser inclusivos y abarcar a más gente.

Las personas que son ancianas o tienen ya cierta edad no tienen el vigor, las fuerzas o reflejos de cuando eran más jóvenes. Por lo tanto, se ven más débiles, tienen temor a las caídas y miedo a circular en la calzada junto a coches, motos, autobuses o camiones.

Tener carriles bici segregados en la ciudad es una magnífica oportunidad para que estas personas también se vean con la posibilidad de usar la bicicleta para sus desplazamientos diarios. De otra manera, sería muy difícil que utilizaran la bici para desplazarse.

Los carriles bici genera confianza y seguridad a todas las personas que lo utilizan, estén en la franja de edad que estén. Pero esta confianza y seguridad es percibida todavía más por las personas mayores.

Por eso instamos a las instituciones nacionales, autonómicas y municipales a generar esa confianza y seguridad a nuestras personas mayores mediante la creación, ampliación y consolidación de carriles bici.

Queda demostrado que, los carriles bici son un elemento fundamental para la inclusión de nuestros mayores y se debería apostar por ello.

Es más, en cuanto las personas mayores utilicen la bicicleta, el beneficio en su salud será inmediato. Al estar más activas y hacer ejercicio suave y regular como el que se realiza encima de la bici, serán menos propensas a enfermar por lo que será un gran alivio para ellas, y al mismo también para nuestros centros de salud, puesto que muchos de ellos se encuentran desbordados.

Sin olvidar que, el resto de ciudadanos no sólo aprovecharemos desde ya los carriles bici siendo más jóvenes, sino que también lo haremos cuando lleguemos inevitablemente a la vejez. Para entonces seguro que también queremos seguir usando la bicicleta con comodidad y seguridad.

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